El Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa que afecta las capacidades cognitivas de quienes la padecen, también impone una carga significativa sobre los cuidadores familiares. En el Perú, donde se estima que más de 200,000 personas viven con esta condición, el impacto emocional y físico en los cuidadores es un tema de creciente preocupación.
El desafío diario de los cuidadores
Cuidar de un paciente con Alzheimer implica adaptarse continuamente a los síntomas progresivos de la enfermedad, como la pérdida de memoria, confusión y, en muchos casos, comportamientos difíciles como paranoias o alucinaciones. Mirtha Merino, de 77 años, es un ejemplo de esto. Desde que asumió el cuidado de su hermano Hernán, diagnosticado en 2018, ha tenido que modificar su hogar y rutina para garantizar su seguridad y bienestar.
“Es un compromiso complicado; requiere fortaleza emocional, organización y apoyo constante”, comparte Mirtha, quien además enfrenta los desafíos de ser ella misma una persona mayor.
El impacto emocional y la necesidad de apoyo
El peso emocional es otro factor importante. El Dr. Nilton Custodio, neurólogo y director del Instituto Peruano de Neurociencias, señala que los cuidadores enfrentan un proceso de duelo tras el diagnóstico y a menudo sufren de estrés y agotamiento. “La falta de preparación y recursos afecta su calidad de vida”, explica.
Programas como el ‘Lonchecito para Cuidadores’ buscan aliviar esta carga. Estas reuniones mensuales no solo ofrecen herramientas prácticas para manejar los síntomas del Alzheimer, sino que también brindan un espacio de apoyo emocional.
Un llamado al Estado: Reglamentar la Ley N.° 30795
En 2018, Perú aprobó la Ley N.º 30795 para proteger a los pacientes con Alzheimer y a sus cuidadores. Sin embargo, esta normativa aún no ha sido reglamentada, lo que limita su aplicación. “Es urgente que el Estado tome medidas concretas para capacitar y apoyar a los cuidadores”, enfatiza el Dr. Custodio.
Con proyecciones que indican un aumento a 800,000 casos para 2050, la atención integral al Alzheimer no solo es un desafío médico, sino también social. La experiencia de personas como Mirtha Merino resalta la importancia de desarrollar políticas públicas que prioricen a los cuidadores, quienes son la memoria y el sostén de quienes viven con esta enfermedad.